Siguiendo al Amor
Desperté con un sentimiento de vacío. Me vestí con ese mismo sentimiento. Desayuné prácticamente eso…
Daban las 12:00 de la tarde. En esos momentos me encontraba leyendo un libro llamado “Tres almas perdidas en dos mundos”. Este trataba de dos hombres que amaban a la misma mujer. En ella caía la decisión de a cuál de los dos elegir, pues extrañamente ella amaba a ambos. Si ella elegía a uno, su mundo se desarrollaría de una manera muy distinta a si escogía al otro. Era un libro que constaba de 12 pequeños capítulos, de los cuales solo llevaba 9 leídos. Mi preferencia por la lectura me llevaba a leer a cualquier autor, fuera conocido o no, ya que esto me importaba en los más mínimo. Pero, en esta ocasión, me encontraba leyendo un libro escrito por mi mismo… ¿Para que leer el libro que yo mismo escribí? Muy simple. Porque tenía la afición de leer y leer mis libros favoritos, y ¿Por qué no debería ser uno de mis favoritos siendo un texto adaptado por mi mismo?
Pasaron las horas. El reloj marcaba las 4:30 PM. Fue entonces cuando me aburrí. Me aburrí de la lectura, de la tarde, de mi hogar y también de mi vida… Me quede algunos momentos sentado en el sofá pensando que hacer. El mismo vacío de esa mañana me enrollaba completamente. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de volver a ese parque. Volver a ese lugar en el cual vi el mejor paisaje del Sol, hablando metafóricamente. Me levanté de un brinco, tomé las llaves de mi casa y me pasé a retirar.
Caminé durante algunos cuartos de hora. Sinceramente no recuerdo cuanto tiempo caminé, pero no me importó. Al llegar al lugar, me senté en una pequeña banca, la cual estaba a unos metros de mi lugar de reposo del día anterior. Me distraje un poco con el paisaje natural de ese pequeño parque.
-¡Vaya que la sombras de los arboles te traen tranquilidad!- exclamé en voz baja
Fue entonces cuando me percaté de que enfrente de mí, se encontraba la misma mujer de un día antes. En ese preciso sentí que ese vacío dentro de mí desaparecía drásticamente y en vez de eso, lo sustituía un sentimiento de vida eterna y alegría. Me quedé con la mirada pasmada en ella. Miré sus ojos, su cabello, sus labios…
Me di cuenta que una vez más estaba leyendo el libro titulado Pasión en las Sombras.
-¿Será acaso que ella viene todos los días para relajares y leer ese libro con esta tranquilidad que a cualquiera volvería adicto?- pensé
Y pasaron los segundos y minutos. Oscureció y ella se pasó a retirar, no sin antes mirar la hora.
-¿Habrá notado esta vez mi presencia?- me pregunté
No lo supe. Pero de nuevo no me importó, ya que me bastó con el hecho de poder verla una vez más, de deleitar mi mirada con su belleza y darme la satisfacción y tranquilidad más grande del mundo.
Y fue desde ese día que a diario fui a ese parque, solo para poder ver su rostro una y otra vez, para regresar a mi casa con su rostro en mi mente, ir a la cama con el deseo de que llegara el día de mañana lo más antes posible, y con los sueños más delicados que había tenido en toda mi vida.
¿De qué trataba su libro? No lo sabía. Días después fui de biblioteca en biblioteca y de librería en librería buscando dicho libro, sin obtener resultados positivos. “¿Esta seguro que ese es el título?” “¿No será que tiene los datos incorrectos?” “¿Conoce el autor de la obra?” Eran las palabras que me decían los encargados de dichas librerías y bibliotecas. Incluso una señora de edad avanzada me llamó “Loco”. ¿Será la misma del otro día? No lo sé…
Y fue cuando una noche, en mis vagos pensamientos y mis eternos recuerdos, me llegó la tentación de saber el nombre de ese ser divino que me había dejado en velo durante semanas. Pensé detenidamente y en ese mismo instante tome una desición…
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