martes, 21 de diciembre de 2010

El Amor No Basta - Capitulo VI


Dándole otra oportunidad al Amor

Nunca desperté, pues no había dormido. No desayuné. Solo me quedé acostado en mi cama, con la vista fija en el techo y con la imagen del beso de la noche pasada grabada en mi mente. Esos momentos fueron horribles y escalofriantes, ya que sentía una traición del destino en mi alma.

Salí a caminar para poder despejar mi mente de esos recuerdos tan desagradables, pero no pude. Caminé y caminé. No sé por cuánto tiempo, pero simplemente me deje llevar por la delicada brisa del aire. Llegué a un lugar donde había mucha vegetación. Me tiré al pasto y me quede viendo el cielo durante horas. No podía sacar de mi mente esa escena tan dolorosa y repentina que había vivido un día antes. Conté nubes, conté cielos, pero ni aun así pude sacar eso de mi cabeza… En mis perdidos pensamientos, de repente, escuché una voz…

-¡Hola!-

Pero no le hice caso alguno.

-¿Estás bien?-

Fue cuando me percaté de que pertenecía a la voz de una dama. Entonces reintegré la mirada y me lleve la sorpresa de que la voz era de aquella mujer. Tragué saliva.

Por algún extraño motivo termine en ese parque, pero tanto era mi padecimiento, que no me percaté de ello, y menos aún de que fui a parar al lugar de lectura de esa mujer. Quedé petrificado durante unos segundos.

-¿Te encuentras bien?- preguntó 

En ese momento pude recuperar mi voz…

-Este… si…-

-Pareciera que estuvieras enfermo-

-Se podría decir… que algo así- respondí tartamudeando

Ella me miró y a los pocos segundos me sonrió.

-¡Eh!- Exclamó – ¡Yo te he visto en alguna parte!-

Entonces me sorprendí y no pude responder algo más que con una mirada llena de dudas.

-¡Sí! ¡Yo te he visto en alguna parte!-

-¿A si? ¿Se podría saber en dónde?- respondí

Ella pensó durante un minuto, y después dio un brinco.

-¡Ahora lo recuerdo! ¡Tú vienes todos los días a este parque! ¡Te sientas en aquella banca de haya! ¿No es así?- preguntó señalando mi lugar preferido de descanso

-Así es…- respondí sin saber que más decir

-¡Grandioso! Bueno, antes que nada, mi nombre es Alejandra-

Yo, sin saber que más expresar, me levanté tímidamente y con las mejillas sonrojadas.

-Encantado Alejandra…-

-¿Y cuál es tu nombre?- preguntó

-Javier…- dije temerosamente

-Bien Javier, pareces algo nervioso, ¿Pasa algo?-

-Tal vez…-

-Pues puedes contármelo, ya que soy una persona completamente fiable, así que anda, vamos, tal vez el hablarlo te ayude a pasar ese mal momento- exclamó felizmente

En ese momento supe que las palabras que salían de sus labios estaban llenas de sinceridad, esa alegría y humildad que destellaba de su ser, se daba a reflejar en sus ojos. Esto me dió a entender que enfrente de mí tenía a la mejor “amiga” que pudiera encontrar.

Pense por unos segundos. Su sinceridad y su sonrisa me invadieron, asi pues, no pude negarme a contarle mi historia, los motivos del por que me encontraba asi, tirado en medio de un parque, pero claro, cuidando los detalles, pues, ¿Qué pensaría de mi si se enterara de todo? No le podía decir que ella era la protagonista de mi cuento. Lo cierto, es que era una estupidez, pero mi corazón estaba seguro de toda esta situación.

Poco a poco empezó a atardecer y ella me consoló y me animo de todos estos desastres que me habían pasado, pero, vaya que funcionó, ya que nunca pensé que su compañía me animara tanto y me ayudara a deshacerme de esta melancolía prácticamente provocada por ella, o más bien, por lo que sentía por ella…

El Amor No Basta - Capitulo V


¿Decepción Amorosa?

Amaneció. Desperté con una sonrisa pintada en el rostro. Desayuné y me metí a la ducha. Me arreglé lo mejor posible, no tan elegante, pero tampoco tan deslucido, ni más ni menos. Ese día llegué al parque con unas horas de anticipación. ¿El por qué? No lo sabía. Solo llegué y me senté en mi banca que ya era habitual escoger.

Daba la casualidad que un vendedor de flores pasaba por ahí. Le llamé y el acudió a mí lo más pronto posible.

-¿Qué desea?- me preguntó

-Me preguntaba si tendrá alguna rosa-

-Por supuesto que sí-

-Bueno, si es así, deme la más linda y reluciente que tenga-

El florero tomó una, como nunca antes había visto alguna y la envolvió en un pequeño papel de plástico de color azul. Me la entregó y le pagué, y este se fue no sin darle las gracias. Pasó el tiempo…

Esperé a la vida, al tiempo y a la noche, pero solo eso llegó, ningún rastro de mi amada. ¿Decepción? Tal vez… pero, ¿Qué iba a hacer con esa rosa? La había comprado con el propósito de dársela, y nunca me había gustado dejar las cosas sin completar. Entonces me dirigí al lugar de lectura de mi inspiración, y la dejé sobre el pasto, colocándole un pequeño trozo de papel y me pasé a retirar.

Pasó la noche y llegó el siguiente día. Regresé al lugar de los hechos. Me percaté que la rosa se encontraba en perfecto estado y en la misma posición a como la había dejado el día anterior. Era muy temprano para ver a esa mujer, pero por algún extraño motivo, apareció ante mis ojos.

Tuve un sentimiento lleno de emoción y nervios, desesperación y horror, por algún momento pensé en ir lo más deprisa posible a por la rosa, pero mis piernas no respondieron, así que no me quedó de otra más que sentarme y observar. Daba la casualidad que ese día cargaba conmigo el libro que estaba leyendo en esos momentos, así que me tapé medio rostro con este y observe detenidamente los pasos y actos de ella.

Llegó al lugar. Suspiró y miró al suelo. Vi una expresión en su rostro de sorpresa. Fue entonces cuando tomó la rosa. Del interior de sus pétalos sacó un pequeño papel con una nota:

“Porque esta Pasión en las Sombras me desbarata completamente. Quisiera vivir una Pasión a Plena luz del Día. ¿Por qué no? Una Pasión que nos una con un vínculo infinito. Que nos separe de toda oscuridad. Porque esos ojos me recuerdan a la esperanza misma de la vida y tu sonrisa a la luz eterna del Sol. ¿Sabías que eres el ser más bello del mundo?”
                                                                                      “¿Por qué no?”

Tal vez era una nota algo rara y con un poco de incoherencia, pero no sabía expresarme de otro sentido, ya que ni su nombre conocía, pero, ¿Cómo podía estar enamorado de una mujer a la cual solo conozco de vista y ni siquiera sabe de mi existencia? No lo sabía…

Al terminar de leer esta nota, reintegró la mirada. Suspiró una vez más y miró a todas partes con una expresión de búsqueda. Lo único que pude hacer fue fijar mi mirada en mi libro y fingir que leía este sin importarme la vida de los demás ni lo que pasaría con la mía.

Entonces guardó la rosa en su bolso y se sentó en el pasto. Sentí una voz que me decía que le preguntara su nombre, pero me abstuve a hacerlo. Solo la vi, con un rostro lleno de ternura y una mirada desviada a la nota que le había escrito. Su expresión era la misma de una persona confundida.

Pasó la tarde y ya no pude abstenerme más. En ese momento me armé de valor y me paré. Miré al frente y cerré los ojos. Pensé detenidamente en las palabras que iba a usar y al decidirme por algunas, abrí mis ojos.
Pero grande fue mi sorpresa que ella también estaba parada, y se dirigió hacia mí. En ese momento quedé paralizado y lo único que se escuchó de mi fue el ruido que hice al pasar saliva. Ella extendió sus brazos y pareció como si fuera a recibir un abrazo de esa mujer. Pero no pasó eso…

Me pasó de alto y solo rozó su bolso con mi brazo. En ese momento regresé la mirada a ella, y me percaté que el abrazo era para un hombre que estaba parado a algunos metros atrás de mí. Observé como los dos se abrazaron fuertemente, como si quisieran hacerse un mismo ser y después de eso, para mi desgracia, fundieron sus almas y sus labios con un beso lleno de pasión.

Entonces se pintó en mi rostro una tristeza infame, tan grande como la alegría que había sentido al verla por primera vez. Lo único que pude hacer fué caminar de regreso a mi casa, con una cara llena de melancolía.
Me acosté en el sofá y no dormí para nada ese noche, pues los recuerdos tormentosos me invadían completamente. ¿Decepción? Sí, eso era…

lunes, 20 de diciembre de 2010

El Amor No Basta - Capitulo IV

Siguiendo al Amor


Desperté con un sentimiento de vacío. Me vestí con ese mismo sentimiento. Desayuné prácticamente eso…
Daban las 12:00 de la tarde. En esos momentos me encontraba leyendo un libro llamado “Tres almas perdidas en dos mundos”. Este trataba de dos hombres que amaban a la misma mujer. En ella caía la decisión de a cuál de los dos elegir, pues extrañamente ella amaba a ambos. Si ella elegía a uno, su mundo se desarrollaría de una manera muy distinta a si escogía al otro. Era un libro que constaba de 12 pequeños capítulos, de los cuales solo llevaba 9 leídos. Mi preferencia por la lectura me llevaba a leer a cualquier autor, fuera conocido o no, ya que esto me importaba en los más mínimo. Pero, en esta ocasión, me encontraba leyendo un libro escrito por mi mismo… ¿Para que leer el libro que yo mismo escribí? Muy simple. Porque tenía la afición de leer y leer mis libros favoritos, y ¿Por qué no debería ser uno de mis favoritos siendo un texto adaptado por mi mismo?

Pasaron las horas. El reloj marcaba las 4:30 PM. Fue entonces cuando me aburrí. Me aburrí de la lectura, de la tarde, de mi hogar y también de mi vida… Me quede algunos momentos sentado en el sofá pensando que hacer. El mismo vacío de esa mañana me enrollaba completamente. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de volver a ese parque. Volver a ese lugar en el cual vi el mejor paisaje del Sol, hablando metafóricamente. Me levanté de un brinco, tomé las llaves de mi casa y me pasé a retirar.

Caminé durante algunos cuartos de hora. Sinceramente no recuerdo cuanto tiempo caminé, pero no me importó. Al llegar al lugar, me senté en una pequeña banca, la cual estaba a unos metros de mi lugar de reposo del día anterior. Me distraje un poco con el paisaje natural de ese pequeño parque.

-¡Vaya que la sombras de los arboles te traen tranquilidad!- exclamé en voz baja

Fue entonces cuando me percaté de que enfrente de mí, se encontraba la misma mujer de un día antes. En ese preciso sentí que ese vacío dentro de mí desaparecía drásticamente y en vez de eso, lo sustituía un sentimiento de vida eterna y alegría. Me quedé con la mirada pasmada en ella. Miré sus ojos, su cabello, sus labios…
Me di cuenta que una vez más estaba leyendo el libro titulado Pasión en las Sombras.

-¿Será acaso que ella viene todos los días para relajares y leer ese libro con esta tranquilidad que a cualquiera volvería adicto?- pensé

Y pasaron los segundos y minutos. Oscureció y ella se pasó a retirar, no sin antes mirar la hora.

-¿Habrá notado esta vez mi presencia?- me pregunté

No lo supe. Pero de nuevo no me importó, ya que me bastó con el hecho de poder verla una vez más, de deleitar mi mirada con su belleza y darme la satisfacción y tranquilidad más grande del mundo.

Y fue desde ese día que a diario fui a ese parque, solo para poder ver su rostro una y otra vez,  para regresar a mi casa con su rostro en mi mente, ir a la cama con el deseo de que llegara el día de mañana lo más antes posible, y con los sueños más delicados que había tenido en toda mi vida.

¿De qué trataba su libro? No lo sabía. Días después fui de biblioteca en biblioteca y de librería en librería buscando dicho libro, sin obtener resultados positivos. “¿Esta seguro que ese es el título?” “¿No será que tiene los datos incorrectos?” “¿Conoce el autor de la obra?” Eran las palabras que me decían los encargados de dichas  librerías y bibliotecas. Incluso una señora de edad avanzada me llamó “Loco”. ¿Será la misma del otro día? No lo sé…

Y fue cuando una noche, en mis vagos pensamientos y mis eternos recuerdos, me llegó la tentación de saber el nombre de ese ser divino que me había dejado en velo durante semanas. Pensé detenidamente y en ese mismo instante tome una desición…

El Amor No Basta - Capitulo III

Amor a Primera Vista


Mi mirada quedó atrapada al ver ese pedazo de vida que tenía enfrente de mí. En ese momento tuve el presentimiento de ver a un ángel  caído del cielo, y cabe mencionar que nunca había creído en los ángeles, sino hasta ese momento. Mis ojos quedaron envueltos por un sentimiento de satisfacción y alegría, de tranquilidad y equilibrio.

Y fue ese día, en que la vi por primera vez, a esa alma “infame” que perturbaría mis sentimientos y mi corazón, pero no me importó, porque en ese preciso momento mi mente no tenía idea alguna de quien era en realidad ella. Una mujer… solo eso.

Observé detenidamente su largo y oscuro cabello, sus ojos. Esos ojos llenos de luz y vida que recuerdan a uno la belleza de las estrellas a los ojos del humano. Ese rostro tan delicado y tan agraciado por los dioses.
En ese momento me di cuenta que había sido Amor a Primera Vista.

Miré cautelosamente durante algunos momentos, pues mi vista no se pudo apartar de ella. Me percaté de que en sus manos sostenía un pequeño libro, el cual estaba leyendo con mucha atención. Para ser exactos, “Pasión en las Sombras” era el titulo de ese libro.

Cabe mencionar que en mi mente tenía una extensa biblioteca de libros, pues uno de mis pasatiempos favoritos era la lectura y la escritura. Y estos, junto con una caminata, eran tareas y afanes exquisitos para mí.

-¿Pasión en las Sombras?- me pregunté

Observé durante algunos momentos mas a esa mujer que posaba enfrente de mi. Pude sentir entonces su eterna concentración en esos textos que leía con detenimiento y atención, y por algunos segundos, sentí que me estuviera leyendo en voz alta lo que sus ojos veían.

Pasaron un par de segundos, otros cuantos minutos, tal vez horas, y durante todo ese tiempo no pude apartar la vista de ella. Fue entonces que, momentáneamente cerró su libro, y en ese instante, yo reaccione de mi eterno letargo. Ella se reintegró y guardó su libro en un pequeño bolso que cargaba consigo. Entonces miró el parque detenidamente. Al pasar la mirada por el lugar en el que yo descansaba, traté de sonreírle, pero por algún motivo mis labios no reaccionaron. Ella miró su reloj, e hizo una expresión con su rostro. Tomó su bolso y se fué.

-¿Habrá notado mi presencia?- pensé

Sinceramente no me importó si me había visto o no. Solo miré el cielo. Miré las nubes y las estrellas. Y al ver la luna, pude ver el rostro de ese ser que ese día me había dejado pasmado de por vida. En ese momento, me di cuenta que había oscurecido. Me percaté de que pasaban ya de las 7:00 PM, y me reintegré de un salto.

Regresé a casa, pensando en esa estrella tan linda que el cielo me había dado la oportunidad de ver. Caminé y caminé durante horas, y llegué a mi hogar. Tomé una ducha y me acosté. Esa noche dormí muy poco, pues los pensamientos de mi mente no me dejaron cerrar los ojos…  

domingo, 19 de diciembre de 2010

Idea dentro de un Sueño

No eres más que un sueño...
No eres más que una idea...
Una idea la cual día con día se hace más fuerte...
Un sueño el cual día con día se desvanece...
Sin embargo, ambos términos se necesitan. No pueden vivir sin el otro.

Esa idea la cual surgió al momento de saludarte, ese sueño que empezó al momento de conocerte.

Ambas me llenan de dudas, de curiosidad, de felicidad y de desesperación… muchas veces ansiedad… otras cuantas de melancolía. Y día con día, palabra a palabra, imagino y te formo en mis sueños, tratando de crear una realidad para ambos, sin embargo, me despierto, y me doy cuenta que eres solo un intento…

Por más que sueñe, por más que imagine, nunca podre recrearte a tu máximo esplendor… con toda tu perfección, al igual que tus imperfecciones…

Eh soñado infinidad de abrazos y besos contigo, y aun asi lo pienso... Es absurdo.
Es imposible recrear tus abrazos, sin haber sentido la calidez de tu cuerpo.
Es imposible imaginar tus besos, sin haber probado el sabor de tus labios.
Y heme aquí, atrapado en este limbo… al cual llamamos "Deseo".

Lo he pensado durante horas y días completos, queriéndome convencer con la idea de que eres no más que un sueño, sin embargo, a diferencia de estos, recuerdo muy bien como llegué aquí, como empezó todo y como se ha desarrollado, es real… y me hayo envuelto en una sabana de sentimientos imposibles de ignorar…

¿La idea? Estar a tu lado.
¿El Sueño? Nada más  y nada menos que la idea.

sábado, 18 de diciembre de 2010

El Amor No Basta - Capitulo II

El Principio Amado


Recuerdo que ese día caminaba por una gran avenida, como cualquier otra, llena de autos y gente, como siempre. Era una rutina que ya tenía desde pequeño, ya que desde que mis piernas tuvieron la suficiente fuerza para andar me encapriché con este pasatiempo.

El caminar me hacía sentir un alivio en mi alma, un remedio a esta vida, a esta sociedad que va de aquí para allá sin pausa alguna. Siempre acostumbraba a caminar con dirección alguna, siempre seguía el viento o el ruido, incluso el silencio, pero ese día algo dentro de mi mente me dijo que me dirigiera a no sé donde, entonces supe que tenía un destino al cual llegar, pero no sabía cuál era este.

-¿Acaso me habré vuelto loco?-

En ese momento una mujer de avanzada edad me miró. Su mirada expresaba impresión. Entonces supe que estaba hablando en voz alta conmigo mismo. No puse mucha atención a lo que ella le decía a su acompañante, pero supe que por sus expresiones, que me estaban tomando por loco. ¡Qué coincidencia!  ¡Es lo mismo que me pregunto! Pasaron algunos momentos, y quedé completamente solo, en esa gran avenida. No había rastro ni de alguna persona ni de algún auto.

Empecé a mirar a mí alrededor, y fue en ese momento que un pequeño parque del otro lado de la vía llamó mi atención. Fue entonces que me percaté de que a ese lugar deseaba ir, porque sentí una necesidad de sentir la tranquilidad de la sombra de los arboles, de sentir el aroma de las flores…

Corrí lo más rápido que pude, y ni yo entendía el porqué de mi prisa. Simplemente me apresuré al llegar del otro lado. Momentos después, al haber alcanzado mi destino, miré el lugar.
Nada impresionante hasta ese momento…

-Bueno, heme aquí- me dije

Entonces me senté en una banca y cerré los ojos. En ese momento extrañamente pude sentir como si los arboles me susurrarán al odio.Sentí la brisa que recorría mis mejillas y mi cabello. Por algún momento me sentí en el paraíso, pero sabía perfectamente que me encontraba en un pequeño parque, solo, en una pequeña banca, es este gran mundo…

-Vaya que el dia de hoy es bastante raro- pensé

Tuve el presentimiento de no estar solo. Sentí que había alguien más en ese lugar, o más bien, que otra persona había llegado, pues si no mal recuerdo, hacía ya unos momentos, el parque estaba completamente vacío… sin rastro de vida humana… sin rastro de alguna alma…

Pasaron algunos momentos, y abrí mis ojos. Fue cuando todo comenzó. Porque hay amores que tienen un principio, y este fue el principio del mío. Porque hay amores a primera vista, y este fue mi caso…

El Amor No Basta - Capitulo I

Desamores


Todo terminaba esa tarde, llena de lluvia y relámpagos, con unas nubes grises, expresando la mismísima tristeza del mundo, esa tristeza y melancolía que nos envuelve a todos en un abismo, ese abismo en el que todos caemos cuando sufrimos una decepción. Esas decepciones que nos perjudican y nos hieren de por vida, esas vidas que desperdiciamos haciendo mal a otras personas, esos males que nos entristecen…

Porque esa lluvia me hizo sentir que el mundo estaba llorando junto a mí, que me estaba acompañando en ese momento de agonía, en esta vida fétida que tengo…, en este vacío que siento dentro del alma, dentro de mi corazón resquebrajado por esta decepción, estas heridas que nunca sanarán, ni con el tiempo… ni con la muerte. ¿Cómo puede una persona hacerle tanto mal a otra? Esos males que acaban con nuestra sonrisa y nos envuelven en la desesperación y el agobio, esos males que nos deprimen y entristecen…

Porque esa tarde mis ojos lloraban sangre… Porque esa tarde mi alma se destrozaba a si mismo… Porque mi vida se había venido abajo completamente y lo único que pensaba era en acabar con esta…
Porque esa tarde se había ido de mis manos aquella esperanza que reflejaba la mismísima luz de la vida, esa vida que tanto quise, y nunca puede tener entre mis brazos, ese corazón que tanto anhelé, y jamás me fue correspondido, esos labios que tanto ansíe, y jamás me fueron dados… esa alma que tanto amé, y seguiré amando…

Pero… ¿Por qué es así? ¿Por qué los sentimientos más inmensos del ser humano se desvanecen solo con unas palabras? ¿Por qué esta melancolía mata hasta al hombre más fuerte? ¿Es acaso que hay amores que no son correspondidos? ¿Acaso hay ocasiones en que El Amor No Basta? Estúpido ¿No?

En ese momento vagaron por mi cabeza un millón de cosas, pero lo que sobresalía de todas estas eran sus recuerdos, sus labios, su sonrisa, su ser, su alma, mi todo… Porque en esos momentos salieron todas sus caricias, y recordé todo lo que alguna vez sentí por ella y más aun… lo que seguía sintiendo por esa mujer…

Y todos esos recuerdos eran una tortura para mi mente, para esta alma podrida y en especial para mi corazón… pero no pude evitarlo, porque esos recuerdos lo eran todo para mí, porque esos recuerdos varias veces me llenaron de alegría, pintaron una felicidad inmensa en mi espíritu y tacharon por completo esos sentimientos de vacío y angustia que sentí en esta simple vida, porque esos días mi rayo de vida era ella, esa mujer que le dio vida a mi muerte, esa mujer que amé día y noche, durante el momento en que la conocía hasta el final de mis días, a esa mujer a la que alguna vez llame “Mi Amor”, pero que tenía un nombre, el cual era Alejandra…

Y todo tiene un comienzo y un fin, y la diferencia de estas dos cosas es muy grande, porque entre “El Principio” y “El Fin” de las cosas hay un universo completo, porque este primero nos llena de felicidad mientras que el otro nos atormenta y nos entristece. Pero hay ocasiones que el primero nos duele hasta el alma, mientras que el último nos da alivio.

¿Y qué hay con el amor? En ese momento pensé en mis palabras, reflexioné y quede durante unos momentos viendo la lluvia que caía del cielo, escuche atentamente el sonido que hacen las gotas al chocar con el suelo, que en ese momento era un tranquilizante para mi alma…

En la vida, hay amores que no tienen principio ni fin, porque hay ocasiones en que no nos percatamos de cuando empezamos a amar, y hay veces que nunca dejamos de hacerlo.

Para mi fortuna, puedo recordar cómo empezó todo esto, el porqué me encontraba en esta situación, el cómo empezaron a surgir estos sentimientos que vagan en mi alma… esas tantas cosas que sentía por esa mujer…

El Amor No Basta - Introducción

El Amor No Basta
Aldo J. Mendoza

Palabras del Autor:

Esta es una de mis primeros textos literarios, mas que nada una muy pequeña novela. No esperen un gran texto, pues eran mis inicios como "Escritor Amateur" y tan solo impregnaba mis ideas y sentimientos en palabras escritas. Redactada en el año 2007, cuenta un fuerte sentimiento que el protagonista desarrolla por una completa desconocida y como esto cambia sus vidas completamente.


Dedicatoria

A esa mujer que llenó gran parte de mi vida de felicidad, y que lo sigue y seguirá haciendo por mucho tiempo. A esa mujer que en varias ocasiones me dio la mano para levantar mi espíritu de las sombras de este mundo.

A esa mujer que le dio una esperanza a este cuerpo fétido y que llenó de luz hasta 
el más recóndito pedazo de mí ser.
A esa mujer que amé, amo y amaré, porque ella es la única persona en la que he podido confiar mi alma y mis deseos, porque como ella no hay ningún otro ser…

Que bastó solo con su sonrisa para corresponderle con la mía.

A mi amiga, compañera y mi amor, porque fue mi fuente de inspiración para escribir y describir mis sentimientos en estas páginas…

                                                                Gracias Por Todo