jueves, 23 de junio de 2011

El Amor No Basta - Capitulo IX

Porque El Amor No Basta

Entré a la casa. Encontré todo completamente apagado. Traté de encender la luz de la sala, sin embargo no paso nada. Me las ingenie para llegar a los fusibles de la estructura, y para mi sorpresa, estos estaban apagados.


Una vez encendidos empecé a prender todas las luces de la casa y a buscar a Alejandra por todas partes.

-¿Dónde estás Alejandra?- gritaba

Sin embargo solo el silencio me respondía.

Busque en todas las habitaciones… no encontré nada.

-¿Qué demonios pasa?- me pregunte

Seguí buscando. Vino a mi mente la biblioteca. Me dirigí a ella.

Al entrar vi que la habitación estaba perfectamente ordenada. Vi que la grabadora marcaba el Disco numero 5. Apreté el botón de reproducción.
Mis odios se deleitaron con la música de Mozart. Seguí buscando. Encontré una nota que decía lo siguiente:

“Para una persona especial.

Siempre supiste el cómo hacerme feliz, como cumplir mis caprichos y mis sueños. Fue fantástico conocerte.

Tengo perfectamente grabada en mi memoria el día en que te conocí. Los libros y la escritura hicieron que nos conociéramos y nos adoráramos el uno al otro, y ahora, con estas mismas me despido…

Estoy consciente de lo que sientes por mí, pues desde el primer día en que te vi, mi garganta sintió algo al escuchar tus pasos… siempre supe quien era el autor de esas flores… siempre supe el que sentiste por mi…

Sin embargo, no todo es el fin, pero tampoco todo es para siempre…

Finalmente, solo me queda decirte... ”

Ahí terminaba la carta… el otro pedazo restaba. Parecía como si hubiera sido arrancado… No supe que hacer. Me quedé pasmado. Me senté en una silla y ahí estuve toda la noche…

Al amanecer salí desesperado de la casa. Busque por toda la ciudad a Alejandra. Quería preguntarle a sus conocidos, pero… ¿Qué conocidos? Nunca tuve el gusto de conocer a sus amigos o demás… ni a su familia…
Pregunté a los vecinos. Dijeron que no sabían a donde había ido, que solo tomó un taxi y se fue…

En ese momento recordé la foto que estaba en el escritorio de mi cuarto. Recordé que aquel sujeto de la foto era nada más y nada menos que aquel hombre el cual besó a Alejandra aquel día.

Lo busque, sin embargo nunca lo encontré… y así pasaron días, meses y años… nunca volví a saber nada de ella… y poco a poco mi vida volvió a ser la misma vida que tuve antes… solitaria…

Hasta que un día… pensé que la había olvidado…

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