Llegamos Alejandra y yo a esa ciudad, o más bien
pueblo. Era un pueblo realmente, pero tenía servicios como una ciudad.
El estilo era renacentista. Por alguna extraña razón me sentía en alguna parte
de Bulgaria. Ella y yo caminamos buscando alguna habitación donde quedarnos.
Entramos a un hotel lujoso, con estilo un poco medieval, paredes de piedra y candelabros
con cientos de velas. La iluminación era perfecta, y los decápodos
espectaculares.
La señorita del lugar nos pidió que la siguiéramos.
Nos empezó a mostrar unos cuartos... no eran interesantes. Mi vista se contenía
en ella. No podía creer que después de tantos años, nuestro sueño de viajar
juntos se hacía realidad. Subimos unas escaleras algo estrechas, en forma de
caracol, hechas con piedra. Entonces, la trabajadora nos mostró esta suite que
hizo que cambiara mi vista de ella a la habitación. "Es perfecta"
pensé. Entre a esta habitación y mire por la ventana. Tenía un balcón que daba
una vista hermosa a la plaza central del pueblo, donde esa noche se celebraría
una gran fiesta, con música en vivo de la época y cena. "El lugar perfecto
para ir los dos" pensé. Mirábamos la habitación. Creo que los dos pensamos
igual, debíamos hospedarnos en ese cuarto, a lo cual rentamos este por un par
de días.
Le pedí a Alejandra que saliéramos a caminar un
rato, a lo cual ella me aconsejo nos arregláramos para después de caminar ir al
"carnaval" del pueblo. Ella entró a la habitación y empezó a arreglarse. Yo hice lo mismo cerca del
balcón. Termine en unos 20 minutos, después de todo, nosotros los hombres no
tardamos tanto como las mujeres. Mire por el balcón como poco a poco la plaza
se iba llenando, el atardecer era perfecto. Escuche un grito, era ella, pidiéndome
que ya arreglara todo, que solo saldría para ya irnos.
Me adelanté. Abrí la puerta de la habitación y
espere un momento en las escaleras. Entonces, ella salió. Vestía un hermoso vestido
negro, que parecía hacer juego con el estilo de la época del pueblo, hotel,
carnaval. Un estilo gótico y el cual tenía un corsette. Solo la miré unos
segundos para después acercarme a ella y susurrarle lo bella que estaba, a lo
cual la abrasé y la bese lenta y apasionadamente. Ese beso me pareció que
duraría una eternidad.
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