jueves, 28 de marzo de 2013

Z-Madness


Z-Madness
(Fue un sueño, pero lo relataré como una anécdota).

Se me hacía tarde para llegar a clases. Entre semana recuerdo tomaba clases normales mientras que los sábados iba cerca de la misma escuela, a dos cuadras, a tomar cursos de inglés. La verdad que me aburría demasiado asistir a clases, no me llenaba del todo y varias veces me quedaba dormido en ellas o simplemente no asistía inventando cualquier excusa.

En aquella semana, recuerdo haber  ido al centro a jugar Yu-Gi-Oh! Ese mismo día me encontré a Doby y a su amiga Samantha, que iban a ver y a comprar cosas a la plaza. Me junté con ellos mientras platicábamos. En algún momento del recorrido llegamos a un puesto de playeras de metal, rock, etc… se me hizo muy linda la chica que atendía. Tez blanca, rostro fino y pelo rojo. Era hermosa y empecé a preguntar y a hacer plática con ella. Concordábamos en “gustos musicales”. Lo relato y hago énfasis de esa manera, porque le comenté que tenía años de no escuchar metal como tal. Se me hizo muy peculiar su forma de pensar. Decía que solo niños tontos le iban a comprar playeras “emo” y de grupos asquerosos en ese local, mientras que en el otro en la otra plaza cruzando la avenida compraban cosas y playeras metaleras. Le pregunte por sus grupos que escuchaba y ninguno conocía. Me sonaron de igual manera  a grupos que creen “tocar metal”. Como sea, pasadas las horas regresé a mi casa, comí y el día terminó cuando me fui a dormir. Al otro día tocaba inglés, así que decidí dormir temprano.

Al otro día, asistí al lugar de clases de inglés, pero algo ese día me daba demasiada flojera, por lo cual no apure para llegar a tiempo. Lo que me gustaba de los sábados, es que al finalizar las clases de inglés, fuera del lugar se colocaba un “Tianguis” friki. ¿A qué me refiero con esto? Que vendían cosas de anime, comics, coleccionables y claro está, Yu-Gi-Oh! Me acerqué a un puesto al cual nunca me había acercado. Se me hizo linda la mujer que atendía (yo y mis gustos por gente mayor a mi) y empezamos a hablar de cartas y precios. Al poco rato, decidí entrar a la clase. Al llegar a esta, me percaté que había finalizado. Había estado demasiado tiempo afuera. No tuve más opción que salir del lugar.

Justo a un lado de este, se encontraba una segunda parte de la misma, la cual estaba en obras negras. Parecía más una fábrica abandonada. Tal vez lo fue antes de convertirse en plaza, pero de igual manera la parte de la plaza no era tan lujosa. Supongo que mi teoría era acertada. Por más raro que parezca, justo en el lugar organizábamos una especie de fiesta. Varios conocidos de curso, de la prepa y algunas otras partes habían asistido. Se rumoreaba algo acerca de que en el lugar había Zombis. (Décadas atrás había habido una epidemia zombi en el mundo, la cual fue erradicada, los zombis que quedaron fueron usados para usos experimentales y “lucrativos” por la gente. Estos eran demasiados, tal vez la 1/3 de humanos en el planeta en ese entonces, por lo cual había muchos para todo el mundo. No se había encontrado la cura para ese entonces. Muchas investigaciones habían claudicado en tal búsqueda años atrás).

Se rumoreaba que al otro día había un evento sorpresa donde la gente podría tomar armas blancas y cazar y matar zombis en el lugar. Nadie conocía al patrocinador, o si incluso habría un evento y este estaba bajos las leyes. Muchos curiosos llegaron al lugar, y estos esperaban afuera de esta parte de la plaza (o fábrica). Nosotros, nos las habíamos arreglado desde temprano para infiltrarnos sin ser vistos.

Acercadas las 6 de la tarde, cuando el día iba cayendo para convertirse en noche, decidimos explorar el lugar, y buscar las armas necesarias para “jugar” dicho evento, y tener las mejores posibilidades antes que las personas entraran al lugar al día siguiente. Nos separamos. Empecé recogiendo una llave inglesa abandonada y un pequeño fierro. Bajé a planta baja, donde estaba todo hecho un desastre y abandonado. Escuché un ruido. Este provenía de unas escaleras que se encontraban en el suelo, las cuales imagino daban al sótano. Me quede observando un momento. Era uno de ellos, el cual subía el lugar. De momento, entre las puertas y demás vi como otros entraban a la sala. No eran solo zombis, eran infectados. De esos que pueden correr, ustedes saben. Corrí rápidamente antes de ser visto por todos, mientras unos cuantos me perseguían, alerte a uno de mis compañeros, el cual se encontraba en unas escaleras y plataformas de malla de acero rígido. Me percaté que al fondo había una gran cantidad de infectados viniendo hacia nosotros. ¿Qué diablos estaba pasando? Me pregunté. Si había un evento, este debería de haberse realizado al otro día, ¿Entonces de donde salían todos ellos? Una cosa era pelear contra zombis, pero otra muy distinta eran los infectados. ¿La gente de afuera estaba al tanto de esto?

Subí las escaleras rápidamente, y me encontré a metros del compañero que les comenté. Él estaba al tanto ya de la situación y había cerrado con cadenas la reja, así tapando el paso a los infectados que corrían hacia nosotros. Sin embargo, otros cuantos los cuales me habían perseguido nos acechaban. Encontré otra pieza de acero, la cual era fuerte pero muy pesada. Traté de levantarla, pero me fue difícil, por lo cual decidí dejarla ahí. En ese momento, uno de ellos se lanzó contra mí, pero mi compañero lo rechazo tirándolo del lugar donde estábamos y cayendo al suelo.  Otro escalaba por los tubos sin mucha dificultad, tratando de llegar a nosotros. Esto me sorprendió. De un golpe lo tiré y cayó igual que el otro. Teníamos que salir del lugar. Empezaron a escucharse gritos y quejidos por el lugar. Volteé a la reja que estaba encadenada, alertado por los golpes de nuestros enemigos hacia esta. Me quede atónito. Los golpes de uno eran demasiado fuertes, parecía tener fuerza sobre humana, mientras que otro a su lado golpeaba la reja con unas hachas, una en cada mano. ¿Pero qué diablos estaba pasando? Esos no parecían simples infectados. De un momento a otro la reja cedió. Uno se lanzó contra mi compañero, el cual cayó al suelo. Yo, lleno de pánico, y sin poder hacer nada, caí hacia atrás para después reintegrarme.


Miré a la parte de abajo como un hombre de tez oscura corría rápidamente hacia la entrada. Mi instinto en ese momento me hizo seguirlo. Di un salto y corrí atrás de él, el cual corría sin cesar y por más que alcanzarlo, nunca pude. Los infectados corrían atrás de nosotros, y me alcanzaban con cada segundo que pasaba. Desesperado, respiraba profunda y agitadamente. Entonces la entrada empezó a temblar y a caerse. Por un espacio aquel sujeto salió corriendo, a lo cual lo seguí, sin embargo la entrada colapso por completo dejando todo el muro abierto. Como pude salté por encima y seguí corriendo saliendo del lugar.

En ese momento me percaté de la gran cantidad de gente en el lugar. Eran cientos en el lugar. Parecía el centro de alguna ciudad, y todos reunidos con casas de acampar, incluso vagonetas y demás donde podía quedarse a dormir. Los infectados corrían a mi lado ya, pensé que era mi fin en ese momento, pero al parecer estos corrieron a todas esas personas que les llamó más la atención, y tal vez fue un golpe de suerte para mí. Me mezcle entre las personas corriendo mientras escuchaba gritos atrás de mí. Entre el ruido y la música de la gente, al parecer no todos estaban enterados de lo que estaba aconteciendo. Otros caminaban hacia el edificio curiosos por el movimiento y gritos que lograban escuchar… otros simplemente no escuchaban y seguían en sus asuntos (pobres de ellos, pensé).

Entre la multitud, pude ver un rostro conocido. Era ella, la chica del puesto de playeras del día anterior. Al parecer estaba algo asustada por los gritos y la gente corriendo que poco a poco alcanzaban esa zona, y sujetaba a una mujer más grande. Quizás era su madre. Me acerqué a ella, pero justo en ese momento, otro muchacho se acercó y la abrazó. Supuse que era su novio. (Al menos él podría protegerlas, pensé). Sin saber que hacer exactamente, di dos pases atrás y seguí corriendo, esperando que se encontraran bien en los próximos minutos. Llegué a la calle, la cual estaba llena de coches. Me encontré con mis amigos de la preparatoria, entre ellos mi primo, Darwin, etc. Los cuales se acomodaban en una combi para ir a no sé dónde. Me metí rápidamente y les grite que nos fuéramos. Todos sorprendidos por mi forma de actuar, me pidieron que me calmara, lo cual me fue imposible. Cerré la puerta, y le pedí al conductor que arrancara. El dudó, sin embargo los gritos de afuera le alertaron, a lo cual sin pensarlo dos veces, arrancó.