Z-Madness
(Fue un sueño,
pero lo relataré como una anécdota).
Se me hacía tarde para llegar a clases. Entre semana recuerdo tomaba clases
normales mientras que los sábados iba cerca de la misma escuela, a dos cuadras,
a tomar cursos de inglés. La verdad que me aburría demasiado asistir a clases,
no me llenaba del todo y varias veces me quedaba dormido en ellas o simplemente
no asistía inventando cualquier excusa.
En aquella semana, recuerdo haber
ido al centro a jugar Yu-Gi-Oh! Ese mismo día me encontré a Doby y a su
amiga Samantha, que iban a ver y a comprar cosas a la plaza. Me junté con ellos
mientras platicábamos. En algún momento del recorrido llegamos a un puesto de
playeras de metal, rock, etc… se me hizo muy linda la chica que atendía. Tez
blanca, rostro fino y pelo rojo. Era hermosa y empecé a preguntar y a hacer
plática con ella. Concordábamos en “gustos musicales”. Lo relato y hago énfasis
de esa manera, porque le comenté que tenía años de no escuchar metal como tal. Se
me hizo muy peculiar su forma de pensar. Decía que solo niños tontos le iban a
comprar playeras “emo” y de grupos asquerosos en ese local, mientras que en el
otro en la otra plaza cruzando la avenida compraban cosas y playeras metaleras.
Le pregunte por sus grupos que escuchaba y ninguno conocía. Me sonaron de igual
manera a grupos que creen “tocar metal”.
Como sea, pasadas las horas regresé a mi casa, comí y el día terminó cuando me fui
a dormir. Al otro día tocaba inglés, así que decidí dormir temprano.
Al otro día, asistí al lugar de clases de inglés, pero algo ese día me daba
demasiada flojera, por lo cual no apure para llegar a tiempo. Lo que me gustaba
de los sábados, es que al finalizar las clases de inglés, fuera del lugar se
colocaba un “Tianguis” friki. ¿A qué me refiero con esto? Que vendían cosas de
anime, comics, coleccionables y claro está, Yu-Gi-Oh! Me acerqué a un puesto al
cual nunca me había acercado. Se me hizo linda la mujer que atendía (yo y mis
gustos por gente mayor a mi) y empezamos a hablar de cartas y precios. Al poco
rato, decidí entrar a la clase. Al llegar a esta, me percaté que había
finalizado. Había estado demasiado tiempo afuera. No tuve más opción que salir
del lugar.
Justo a un lado de este, se encontraba una segunda parte de la misma, la
cual estaba en obras negras. Parecía más una fábrica abandonada. Tal vez lo fue
antes de convertirse en plaza, pero de igual manera la parte de la plaza no era
tan lujosa. Supongo que mi teoría era acertada. Por más raro que parezca, justo
en el lugar organizábamos una especie de fiesta. Varios conocidos de curso, de
la prepa y algunas otras partes habían asistido. Se rumoreaba algo acerca de
que en el lugar había Zombis. (Décadas atrás había habido una epidemia zombi en
el mundo, la cual fue erradicada, los zombis que quedaron fueron usados para
usos experimentales y “lucrativos” por la gente. Estos eran demasiados, tal vez
la 1/3 de humanos en el planeta en ese entonces, por lo cual había muchos para
todo el mundo. No se había encontrado la cura para ese entonces. Muchas
investigaciones habían claudicado en tal búsqueda años atrás).
Se rumoreaba que al otro día había un evento sorpresa donde la gente podría
tomar armas blancas y cazar y matar zombis en el lugar. Nadie conocía al
patrocinador, o si incluso habría un evento y este estaba bajos las leyes.
Muchos curiosos llegaron al lugar, y estos esperaban afuera de esta parte de la
plaza (o fábrica). Nosotros, nos las habíamos arreglado desde temprano para
infiltrarnos sin ser vistos.
Acercadas las 6 de la tarde, cuando el día iba cayendo para convertirse en
noche, decidimos explorar el lugar, y buscar las armas necesarias para “jugar”
dicho evento, y tener las mejores posibilidades antes que las personas entraran
al lugar al día siguiente. Nos separamos. Empecé recogiendo una llave inglesa
abandonada y un pequeño fierro. Bajé a planta baja, donde estaba todo hecho un
desastre y abandonado. Escuché un ruido. Este provenía de unas escaleras que se
encontraban en el suelo, las cuales imagino daban al sótano. Me quede
observando un momento. Era uno de ellos, el cual subía el lugar. De momento,
entre las puertas y demás vi como otros entraban a la sala. No eran solo
zombis, eran infectados. De esos que pueden correr, ustedes saben. Corrí
rápidamente antes de ser visto por todos, mientras unos cuantos me perseguían,
alerte a uno de mis compañeros, el cual se encontraba en unas escaleras y
plataformas de malla de acero rígido. Me percaté que al fondo había una gran
cantidad de infectados viniendo hacia nosotros. ¿Qué diablos estaba pasando? Me
pregunté. Si había un evento, este debería de haberse realizado al otro día, ¿Entonces
de donde salían todos ellos? Una cosa era pelear contra zombis, pero otra muy
distinta eran los infectados. ¿La gente de afuera estaba al tanto de esto?
Subí las escaleras rápidamente, y me encontré a metros del compañero que
les comenté. Él estaba al tanto ya de la situación y había cerrado con cadenas
la reja, así tapando el paso a los infectados que corrían hacia nosotros. Sin
embargo, otros cuantos los cuales me habían perseguido nos acechaban. Encontré
otra pieza de acero, la cual era fuerte pero muy pesada. Traté de levantarla,
pero me fue difícil, por lo cual decidí dejarla ahí. En ese momento, uno de
ellos se lanzó contra mí, pero mi compañero lo rechazo tirándolo del lugar
donde estábamos y cayendo al suelo. Otro
escalaba por los tubos sin mucha dificultad, tratando de llegar a nosotros.
Esto me sorprendió. De un golpe lo tiré y cayó igual que el otro. Teníamos que
salir del lugar. Empezaron a escucharse gritos y quejidos por el lugar. Volteé
a la reja que estaba encadenada, alertado por los golpes de nuestros enemigos
hacia esta. Me quede atónito. Los golpes de uno eran demasiado fuertes, parecía
tener fuerza sobre humana, mientras que otro a su lado golpeaba la reja con
unas hachas, una en cada mano. ¿Pero qué diablos estaba pasando? Esos no parecían
simples infectados. De un momento a otro la reja cedió. Uno se lanzó contra mi
compañero, el cual cayó al suelo. Yo, lleno de pánico, y sin poder hacer nada,
caí hacia atrás para después reintegrarme.
Miré a la parte de abajo como un hombre de tez oscura corría rápidamente
hacia la entrada. Mi instinto en ese momento me hizo seguirlo. Di un salto y
corrí atrás de él, el cual corría sin cesar y por más que alcanzarlo, nunca
pude. Los infectados corrían atrás de nosotros, y me alcanzaban con cada
segundo que pasaba. Desesperado, respiraba profunda y agitadamente. Entonces la
entrada empezó a temblar y a caerse. Por un espacio aquel sujeto salió corriendo,
a lo cual lo seguí, sin embargo la entrada colapso por completo dejando todo el
muro abierto. Como pude salté por encima y seguí corriendo saliendo del lugar.
En ese momento me percaté de la gran cantidad de gente en el lugar. Eran
cientos en el lugar. Parecía el centro de alguna ciudad, y todos reunidos con
casas de acampar, incluso vagonetas y demás donde podía quedarse a dormir. Los
infectados corrían a mi lado ya, pensé que era mi fin en ese momento, pero al
parecer estos corrieron a todas esas personas que les llamó más la atención, y
tal vez fue un golpe de suerte para mí. Me mezcle entre las personas corriendo
mientras escuchaba gritos atrás de mí. Entre el ruido y la música de la gente,
al parecer no todos estaban enterados de lo que estaba aconteciendo. Otros
caminaban hacia el edificio curiosos por el movimiento y gritos que lograban
escuchar… otros simplemente no escuchaban y seguían en sus asuntos (pobres de
ellos, pensé).
Entre la multitud, pude ver un rostro conocido. Era ella, la chica del
puesto de playeras del día anterior. Al parecer estaba algo asustada por los
gritos y la gente corriendo que poco a poco alcanzaban esa zona, y sujetaba a
una mujer más grande. Quizás era su madre. Me acerqué a ella, pero justo en ese
momento, otro muchacho se acercó y la abrazó. Supuse que era su novio. (Al
menos él podría protegerlas, pensé). Sin saber que hacer exactamente, di dos
pases atrás y seguí corriendo, esperando que se encontraran bien en los
próximos minutos. Llegué a la calle, la cual estaba llena de coches. Me
encontré con mis amigos de la preparatoria, entre ellos mi primo, Darwin, etc. Los
cuales se acomodaban en una combi para ir a no sé dónde. Me metí rápidamente y
les grite que nos fuéramos. Todos sorprendidos por mi forma de actuar, me
pidieron que me calmara, lo cual me fue imposible. Cerré la puerta, y le pedí
al conductor que arrancara. El dudó, sin embargo los gritos de afuera le
alertaron, a lo cual sin pensarlo dos veces, arrancó.