sábado, 26 de mayo de 2012

Luz y Destrucción

Era un sábado por la mañana, o bueno, al menos eso pensaba yo. Tal vez eran las 7:00 am, tal vez un poco más, la verdad que no lo recuerdo, pero el clima y viento de la mañana apuntaba a una hora aproximada. Nos encontrábamos en clase de Janette. Esta nos dio unas instrucciones y calificaciones respecto a nuestros trabajos finales. La clase duro poco y todos podíamos retirarnos en ese momento, sin embargo, ignoro por qué decidí quedarme a la siguiente clase que correspondía a la otra mitad de mi generación. Esperé unos 20 minutos tal vez, y todos empezaron a entrar. Poco a poco el salón se empezó a llenar. Todos eran conocidos míos, pues como mencioné anteriormente, era la otra mitad de mi generación, sin embargo, había unos cuantos de los cuales no sabía ni su nombre, tal vez eran de otro semestre.

De pronto, me percaté que el salón estaba lleno. Nunca había habido tantos alumnos en una materia de ese tipo, solo había visto esa cantidad en las materias sello. Volteé para todas partes, tratando de ubicar a todos y hacerme la idea de un número aproximado. Entonces la vi, sentada a un par de asientos de mí. Por mi cabeza solo pasó la pregunta ¿Qué hace ella aquí? Ni siquiera es de este semestre. Como sea, le hablé y la saludé de lejos, a lo cual ella contestó de igual manera y con una sonrisa. ¿Qué tendrá esa es sonrisa? (Me pregunté una vez más). 

La profesora llegó y la clase empezó. Cuando menos me dí cuenta, ella estaba regañándolos, reclamándoles de por qué no hacían nada en su clase, por que sus trabajos eran tan pobres. En ese momento me dí cuenta que era ella muy distinta con este grupo que con el mío. Como sea, era el último día de clases, sin embargo, me sentí mal por ellos, ignoro por qué, solo me dije a mi mismo que no estaba bien. Poco a poco el tiempo pasó y al final, les dio sus calificaciones y nos pasamos a retirar.

Al salir, traté de alcanzar a Anahí y la salude dándole un beso en la mejilla a diferencia del saludo anterior. Salimos del edificio caminando. (Juraría que nos encontrábamos en un salón del edificio K, sin embargo, estábamos en el edificio E). Volteé hacia el estacionamiento, el cuál estaba vacío y vi aquel espectáculo. Era una especie de neblina de luz, la cual iluminaba de manera "celestial" el lugar, era un fenómeno del cual nunca había escuchado e ignoraba por qué lo estaba presenciando, sin embargo, era una oportunidad perfecta para mí. Tome por atrás a Anahí, la cual no se había percatado de aquél suceso, y le tapé los ojos. Ella sonrió y me preguntó que qué pasaba. Acerque mi pecho a su espalda y la conduje poco a poco hacia adelante susurrándole que le iba a mostrar una sorpresa. Cuando llegamos al lugar, y justo antes de que yo pudiera quitar mis manos de sus ojos, esa extraña pero hermosa neblina desapareció. Yo solo bajé los brazos diciéndole que se había ido. ¿Que se ha ido? me preguntó. Fue entonces que le expliqué lo que había visto en ese momento, y era eso lo que le quería mostrar. Ella un poco sorprendida, sonrió. No supe que decir, y me sonrojé un poco.

Giré la cabeza por alguna extraña razón hacia el cielo, no a lo más alto, sino al horizonte, y entre aquellas montañas, pude ver como aquel Volcán brillaba de color rojo en su punta. Entonces le señalé a Anahi, para que mirara lo mismo que estaba viendo ese instante. La gente alrededor se percató y empezó a acercarse a donde estábamos, pues curiosamente, donde nos habíamos parado era un lugar donde se podía apreciar aquel suceso.

¿Es lava? Me pregunté. ¿Está haciendo erupción? Pensé. Nos quedamos observando algún rato. Se podía observar de igual forma una gran cortina de humo arriba de este. De un momento a otro, este hizo explosión lanzando unas grandes piedras de fuego al aire. Vimos la trayectoria de estos y nos percatamos que se dirigían a donde nos encontrábamos. Parecían meteoritos, de esos que ponen en las películas. La gente se asustó y empezó a correr. Abrazé a Anahí y empezamos a correr de igual forma. Estos hicieron impacto cerca de nosotros, tal vez dentro de la Universidad, lo ignorábamos, pero habían sido demasiado cerca. La gente corría de un lado a otro. De pronto, me encontraba en un lago y la gente trataba de cruzarlo. Tomé de la mano a Anahí y nos metimos al agua. No era tan hondo, por lo cual podíamos pasar caminando, lentamente. En medio, había una pequeña isla llena de rocas y arboles donde la gente se estaba refugiando, pues alrededor del lago caían piedras lanzadas por aquél volcán, y a decir verdad, la gente no sabía a donde correr, por lo que prefería refugiarse en aquel lugar.

Llegamos, y no sé por que demonios, unas extrañas criaturas, como felinos, empezaron a atacarnos. La gente corría y era mordida, otros devorados por aquellas criaturas. De un momento a otro, corrimos de éstas, y en un instante, perdí a Anahí. Entre tanta gente no sabía donde estaba. Me sentía atrapado en aquel lugar. Me defendí como pude de aquellas criaturas. En un momento, salté al agua y corrí con todas mis fuerzas.

Por mi mente pasó aquella casa solitaria, en un peñasco, donde de niño solía ir, y por mas peligroso que fuere, podía llegar y regresar de esta, pues estaba acostumbrado a hacerlo.